Consulto de nuevo el reloj del teléfono y pienso:
- Mierda, no falta mucho.
Sigo naufragando inútilmente por Facebook buscando nada, encontrando nada, no puedo evitar pasar por el perfil de una que otra vieja. Se repite la operación:
-Visitar perfil.
-Fotos.
-Inserte nombre del paseo más reciente a la playa.
-O en su defecto el paseo a la piscina en el veraneadero más cercano.
La "morboseo", sacio la necesidad de verlas en vestido de baño, me siento feliz, me siento una mierda... Recuerdo que tengo pareja, que está que se parte de lo buena. Una pelirroja en tercer grado (abuela pelirroja, madre ya no tan pelirroja y ella tiene visos pelirrojos naturales), linda, de ojos claros (jamás me gustaron los ojos claros, pero como al que no quiere caldo se le dan dos tazas...). Ha pasado una eternidad y solo 3 minutos en el puto reloj:
-05:13 p.m.
Me dedico a hacerme el pendejo. Leo una tres páginas de "The Game of Thrones" sexo mentiras y engaños... todo más fácil que en la vida real. Me pienso afortunado, estoy haciendo prácticas académicas, me siento el rey del mundo, no puedo evitar pensar en la imagen de Titanic famosa por los memes.
Otra eternidad:
-05:14 p.m.
Voy guardando mis pertenencias en mi maleta, no acostrumbro a dejar nada, siempre he pensado:
- Debe ser una completa falta de consideración que si me llego a morir, alguien tenga que recoger el reguero de cosas que pueda dejar por ahí.
Empaco todo, hasta la "coca" del almuerzo, ya empieza a oler raro, no puedo evitarlo, tengo un olfato por fuera del promedio y eso que lo vivo aturdiendo a punta de cigarrillo desde los 13 años.
Por fin:
-05:15 p.m.
Me levanto como un resorte de la silla, tomo mi casco, mis guantes, salgo disparado rumbo al sótano, rumbo a mi bici, rumbo a la libertad, rumbo a sus brazos, rumbo a sus labios y como no... mi mano rumbo a su perfecto trasero.
Emprendo el viaje a toda velocidad, definitivamente hay mucho imbécil con licencia para conducir, y pienso:
-Jajaja, también soy uno de esos, solo que en bici me queda más fácil esquivarlos.
Llego a la portería de la 26, la portería de las bicis, saludo al vigilante, siempre he tenido la costumbre de crear familiaridad en los sitios a los que acudo con frecuencia, sirve mucho si te quiere saltar las normas, nunca está de más alguien con algo de poder que te diferencie de los demás.
Llego, la veo, la abrazo, la beso y sí... le agarro el trasero, ese hermoso, tierno y suave trasero más blanco y redondo que la luna. Intercambiamos anécdotas del día, me quejo como siempre, ella me escucha, se queja como siempre, la escucho.
El emparedado de siempre, me gusta mucho el jamón y el queso, puedo prescindir del pan. Y la acompaño, la beso, la abrazo y sí... le agarro el trasero. Empiezan 2 horas de hacer nada, busco a Jeca, compañera de desgracia, tinto y cigarrillo. Me dirijo con la Sra. Smith (mi bici, sí, así se llama) en la mano rumbo a las materas del Polideportivo, la veo a lo lejos, me alegra, serán muchos cigarrillos y una buena tertulia.
Hay algo diferente, Jeca habla con alguien, no veo bien quien pueda ser, no la encuentro en mi base de datos, solo veo su espalda, me voy acercando, mierda, es pelinegra, algo en mí se mueve, no le presto la atención debida, no suelen existir muchas mujeres de esa especie que sean muy bonitas.
Llego y saludo a Jeca, intercambiamos un beso en la mejilla, sacamos un par de cigarrillos, me niego a saludar a la interlocutora, me niego a verla, grave error, en retrospectiva pienso que debí hacerlo primero. Con el cigarrillo en la boca aspiro una gran bocanada, ahora sí me permito verla y en ese instante me dije a mí mismo:
- ¡Carajo sí que es linda!
Y sí... obviamente no le toqué el trasero pero fue ahí donde... me empecé a envidear.
Banda sonora de fondo
https://www.youtube.com/watch?v=128zFnSHKCs